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Atención sanitaria a la población de origen indio y pakistaní

Cultura sanitaria: Fallecimiento

Prefieren que los diagnósticos graves se le comuniquen al cabeza de familia, no directamente al paciente

Un diagnóstico terminal se ha de comunicar a un miembro responsable (padre, hijo mayor) de la familia, que decidirá si se le comunica al paciente, cuánta información y en qué momento (no se informa directamente al paciente). Es recomendable tener esto previsto y hablarlo con antelación con el paciente (preguntarle a quién habría que darle una información de ese alcance).
En las comunidades del sur asiático el concepto de individuo o decisión individual es complejo: una persona es ante todo miembro de una familia; cualquier decisión se toma pensando en lo mejor para la familia. La familia es la unidad social más importante, no el individuo.

Prefieren que los familiares fallezcan en casa, no en el hospital

Por la concepción social de la familia en el sur asiático, para estas comunidades es preferible que los pacientes fallezcan en casa, rodeados de familiares, que pueden estar rezando o llevando a cabo algún ritual purificador en ese trance tan importante para la familia. Si resulta posible se avisa a un sacerdote, un pandit hindú o un imán musulmán, que recita pasajes de libros sagrados en sánscrito o el Corán.
En todo caso, los musulmanes prefieren morir con la cabeza orientada hacia la Meca.
Las expresiones de dolor tras un fallecimiento son explícitas, abiertas, se llora sin tapujos. No se toma con actitud estoica, se vería mal, lo habitual es llorar y expresar la pena de forma directa.

No contemplan la eutanasia

Consideran que hay muerte cuando hay muerte cerebral, pero si el paciente sigue respirando o el corazón le sigue latiendo, se le sigue alimentando. La idea de no reanimar es problemática para ellos. No contemplan la eutanasia, aunque también les parece problemático el mantenimiento artificial de un paciente.

Por lo general prefieren la incineración (menos los musulmanes) y realizan ritos de preparación previos

Tras un fallecimiento, en la comunidad hindú suele ser el hijo mayor de la familia quien lava el cuerpo y lo viste con ropa nueva. En caso de una mujer casada es habitual vestirla de rojo, como corresponde a su estatus, mientras que a las viudas se las viste de blanco. Habitualmente sólo los varones de la familia acuden a las incineraciones.
Aunque lo generalizado es incinerar, en ocasiones los hindúes optan por el entierro, si se trata de niños menores de cinco años, por ejemplo.
Algunos hindúes llevan, alrededor de la muñeca o de la cintura, un cordón (signo sagrado, ritual), que no hay que quitar tras la muerte.
Los sikhs varones suelen llevar turbante y un brazalete de acero (kara), que tampoco hay que quitar tras la muerte.
Los musulmanes (pakistaníes) entierran a sus muertos (no incineran), por lo general en el plazo de 24 horas tras el fallecimiento. Tras la muerte el cuerpo ha de ser lavado por otro musulmán del mismo sexo que el fallecido, con la cabeza orientada hacia la Meca.

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