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Atención sanitaria a la población de europa del este

Cultura sanitaria: Embarazo y parto

Se debe informar a estos pacientes de los métodos habituales de prevención e higiene sexual

En general, la educación sexual en los países de Europa del Este es, incluso a día de hoy, insuficiente. En este sentido, se puede afirmar por ejemplo que no hay una cultura del uso de anticonceptivos. No es difícil conseguir preservativos, pero no está extendido su uso. Más complicado todavía es acceder abiertamente a otros métodos de prevención sexual como por ejemplo el DIU o las píldoras anticonceptivas.

Puede darse un abuso del aborto como método de interrupción del embarazo

En buena parte de los países de Europa del Este el método de interrupción del embarazado más utilizado ha sido el aborto. Por otro lado, hay que tener mucho cuidado con las diferencias, dependiendo de países y de otros factores. Por ejemplo, hay que destacar que el aborto es una práctica que puede resultar especialmente traumática para las mujeres rumanas, por razones históricas conocidas: fue prohibido y radicalmente criminalizado durante la dictadura de Ceaucescu. Puede ser un tema delicado para tratar con pacientes de este país.

Las embarazadas no suelen seguir un programa especial de cuidados como el que es habitual en nuestro país

En los países de Europa del Este la mujer embarazada suele trabajar hasta el último trimestre, sin especiales cuidados (solamente se hace hincapié en cuestiones generales, como no cargar excesivo peso ni hacer ejercicio, sobre todo, como es lógico, en las últimas semanas de gestación), aunque sí se da un seguimiento por parte del ginecólogo, pero bastante menos estrecho que el que se realiza en nuestro país. En todo caso, hay habitualmente un seguimiento médico mensual del proceso de gestación. Por otra parte, en cuanto a tradiciones culturales todavía vigentes, se cree que la madre debe ser protegida de malas noticias, porque se piensa que pueden afectar al feto. Se considera, además, que la mujer debe parir joven, aunque poco a poco las estadísticas van igualando la edad de parto en los países de Europa del Este con la de los países occidentales.

La madre puede preferir soportar el dolor del parto

En los países eslavos se suele aconsejar por regla general a la mujer que camine durante las contracciones para facilitar la dilatación de la manera más natural posible, en principio sin más medicación. En algunas mujeres existe la convicción de que no pueden tomar medicación contra el dolor durante el parto porque podría dañar al bebé (por tanto, puede haber reparos en aceptar la anestesia epidural u otro tipo de anestésicos). En cualquier caso, la prioridad es la comodidad del neonato. Se cree por ejemplo que la luz en la sala de parto, y después, debe ser tenue, pues se considera que los ojos de los niños recién nacidos son especialmente sensibles.
La mujer eslava, si puede, aguanta, no expresa dolor durante el parto, se controla, sin dar grandes gritos y siguiendo las instrucciones que se le den. El padre tiene un rol pasivo durante el parto: no suele estar en la sala de parto, y en su lugar puede estar el pariente femenino más cercano de la parturienta.

Se prefiere en la mayoría de casos el parto vaginal frente a la cesárea

Se prefiere el parto vaginal a la cesárea, que se evita tanto como se pueda, pues se considera peligrosa para el bebé y la madre. A los pacientes procedentes de Europa del Este hay que explicarles bien, si fuera necesario, las ventajas o conveniencia de realizar una cesárea.

El posparto conlleva usualmente una estancia hospitalaria más larga de lo habitual en nuestro país

La madre y el niño recién nacido permanecen, por término medio, en el hospital como mínimo de cinco a siete días a partir del parto, pues se cree que el neonato es muy delicado y que en el hospital está mejor atendido. Si hay algún problema con el bebé, la madre puede sentirse culpable, es mejor decírselo primero con mucha discreción sólo a ella, sin otros parientes, incluido el marido, delante. La madre puede llegar, en bastantes casos, a estar unos 15 días en cama, recuperándose. En determinados casos no es inhabitual llegar a los 40 días de reposo.

Prefieren la lactancia materna y pueden cuestionar eventualmente el uso del biberón

En Europa del Este la alimentación por pecho materno es en general muy importante y valorada, se alaban todas sus ventajas, se minimizan o rechazan los inconvenientes y en los centros de trabajo hay salas acondicionadas para que las madres puedan alimentar a sus hijos. El periodo promedio de alimentación por leche materna es alto, hasta de dos años. La alimentación se debe realizar en condiciones de silencio, relajación, poca luz y temperatura cálida. Se cree que la alteración de estas condiciones puede perjudicar la calidad de la leche y redundar en perjuicio de la salud de madre e hijo.

 Se considera al neonato como un ser especialmente frágil y vulnerable

En los países de Europa del Este hay un seguimiento muy detallado de la salud del bebé. Esto se puede atribuir, además de a tradiciones sociales y culturales, a una enorme preocupación en la sociedad por el desplome demográfico producido durante las últimas décadas, lo que hace que se valore especialmente el cuidado y la supervivencia de cada neonato. Existen médicos, clínicas, hospitales y centros de rehabilitación específicos para bebés. Tienen un calendario de vacunas semejante al occidental, pero es un hecho que las enfermedades contagiosas que afectan al bebé han repuntado en los últimos años. Sin embargo, las vacunas son obligatorias y, por ejemplo, los niños que no las sigan no pueden matricularse en guarderías o colegios de primaria.

 

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