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Atención sanitaria a la población de europa del este

Cultura sanitaria: Concepciones de la salud

No hay una idea formada de responsabilidad individual o de cuidado preventivo de la propia salud

En general, en los países de Europa del Este no hay una cultura de hábitos saludables, del cuidado del propio cuerpo a largo plazo. Cuestiones como una alimentación equilibrada, la necesidad de dieta en algunos casos, el ejercicio saludable habitual, la reducción o eliminación del consumo de tabaco y alcohol, etc. pueden ser ajenas a la concepción de la salud en dichos países. Se considera que la responsabilidad sanitaria recae casi exclusivamente en los médicos y se desconfía o no se valoran, simplemente porque no son un valor para estas sociedades, los tratamientos o pruebas médicas basadas en una cultura preventiva de la salud y del cuidado del propio cuerpo.

Siguen una dieta poco equilibrada que puede conllevar problemas de salud

El régimen de alimentos en estas sociedades tiene en general niveles excesivos de sal y grasas. En Europa del Este es un problema conseguir fuera de las grandes ciudades, donde si se encuentra es cara, fruta y verdura fresca, problema que se agrava en los largos meses de invierno. Se consume demasiada grasa de origen animal y proteínas. Esto crea, entre otros, problemas de deficiencia de yodo, falta de hierro y de vitaminas, y colesterol alto. Consumen sobre todo patatas, cereales, carne, poco pescado. Beben té varias veces al día y zumos o cerveza. Caso de tomar agua, prefieren la carbonatada.

Pueden hacer uso de hierbas medicinales que pueden interferir con la medicación que se les prescribe

En la medicina popular de los países de Europa del Este se utilizan hierbas, plantas, emplastos, que abundan en los bosques eslavos: el roble y el serbal son, por ejemplo, eficaces árboles medicinales, y se consideran menos lesivos para el cuerpo que los tratamientos farmacológicos químicos (sobre todo se utilizan para aquellas enfermedades menores o crónicas). Estos remedios de origen natural son muy apreciados y usados por los eslavos, por lo que se debería averiguar si los utilizan o los van a utilizar cuando se les prescriba en nuestro país un tratamiento para su enfermedad.

Esperan un diagnóstico muy detallado y razonado

Los pacientes que provienen de Europa del Este tienden a creer que la enfermedad es la acción agresiva de un agente exterior sobre su cuerpo. Consideran en general que se les debe explicar, con palabras claras y sencillas, el diagnóstico y el tratamiento de su problema de salud en estos términos, con todas las argumentaciones y razonamientos que sean necesarios. Esperan sinceridad por parte del médico y sobre todo un relato diríamos global: causas de la enfermedad, tipo de tratamiento orientado a eliminar dichas causas, plazos razonables de curación, etc.

Al principio no suelen dar detalles de su vida privada

En las sociedades eslavas las relaciones con desconocidos son jerárquicas, asimétricas en el intercambio de información. El médico es al principio un desconocido, y estos pacientes podrían no estar cómodos contestando preguntas sobre su vida privada, si no entienden bien la relación que tienen con su enfermedad. Ahora bien, si la relación médico-paciente llega a consolidarse, como está basada en la confianza por parte del paciente, éste no tendrá inconveniente ya en facilitar datos sobre su vida personal.

Pueden no seguir en algún caso el tratamiento propuesto

Los pacientes de origen eslavo tienden a esperar de su médico resultados inmediatos y tratamientos rotundos. Si algunos de estos pacientes llegaran a considerar que estas condiciones no se cumplen, podrían buscar el consejo de otros médicos, de familiares y amigos, o seguir sus propias ideas sobre el mejor tratamiento para su enfermedad. En algunos casos podrían abandonar o mezclar el tratamiento propuesto por el médico con otros fármacos o remedios.

Suelen automedicarse

Como acabamos de mencionar, los pacientes de Europa del Este suelen tener sus propias opiniones sobre sus problemas de salud y sobre la mejor forma de solucionarlos. Sobre todo, claro, para las enfermedades no graves (resfriados, dolores de cabeza, etc.) pueden ahorrarse el paso por la consulta o, si van, no necesariamente seguirán las indicaciones de tratamiento y medicación que el galeno les proponga. Se fían de su propia experiencia, del consejo de amigos y parientes, y, en especial, creen que es más práctico y rápido el recurso a la automedicación. Pueden tomar otras medicinas que no sean las recetadas, o pueden tomar remedios naturales o alternativos, pero que pueden interactuar con la medicación recomendada por el médico.

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