

Atención sanitaria a la población de origen magrebí
Comunicación y cultura: Comportamientos no verbales
Su forma de expresarse hace que no pasen desapercibidos
En los momentos excepcionales de alegría o de tristeza los magrebíes suelen utilizar un lenguaje no verbal y paralingüístico muy enfático: gesticulan mucho, gritan, ríen abiertamente, se aproximan y tocan mucho, son muy expresivos con los gestos de su cara, etc. Esta manera de expresarse influye para que este colectivo no pase desapercibido.
En algunos casos puede que manifieste de manera muy directa y enfática su frustración, si no consigue que el sistema se adapte a unas circunstancias propias muy concretas.
El exceso de cortesía puede ser malinterpretado
En general suelen tener un comportamiento que suele ser percibido como cortés en la interacción con el personal sanitario y con los médicos. Sin embargo, en determinadas circunstancias puede dar la sensación de que manifiestan de manera reiterada y excesiva los agradecimientos; por ejemplo, se besa la mano a la persona a la que se quiere expresar gratitud. Este gesto es una muestra de agradecimiento, respeto y de sumisión frecuente en Marruecos con las personas mayores; se puede dar en el ámbito de la sanidad. Gestos como éste pueden crear desconcierto entre el personal sanitario.
El excesivo pudor dificulta la exploración médica
Suele causar sorpresa en el personal sanitario el acusado sentido del pudor para mostrar el cuerpo. El magrebí en general se muestra pudoroso para mostrar su cuerpo, incluso con personas de su mismo sexo; posiblemente la religión juegue un papel importante en este aspecto. Se da el caso de pacientes que se muestran desconfiados y reacios a descubrirse ante el personal médico. El sentido del pudor, al contrario de lo que se suele pensar, no es exclusivo del género femenino. Tanto los niños como las niñas a una temprana edad manifiestan su marcado sentido del pudor para mostrar el cuerpo desnudo o parte de él. Este sentido del pudor puede dificultar la exploración. También se dificulta la tarea de poner inyecciones por el escaso espacio que el /la paciente deja a la vista.
En ocasiones pueden parecer excesivamente pasivos
Los usuarios magrebíes colaboran con el personal sanitario y con los médicos, sin embargo, por el patrón comunicativo cultural que siguen pueden ser percibidos como pasivos: normalmente no interrumpen, no hablan casi nada, se muestran poco participativos, no contradicen, hay silencios, asienten a todo, no gesticulan, tienen la mirada perdida, la conversación no es fluida... Incluso en ocasiones puede que no se atrevan a preguntar cuestiones que no han entendido.
En la relación médico–paciente se acentúa la asimetría de la situación comunicativa y el comportamiento distante del inmigrante en las primeras visitas a los servicios públicos de salud; existen varias causas que influyen en este comportamiento comunicativo: el desconocimiento de la lengua, la desconfianza hacia el “extranjero” (persona no perteneciente a su mismo grupo sociocultural), el nivel sociocultural del paciente, la procedencia del medio rural… Este comportamiento es más característico de las mujeres que de los hombres.
El problema es que el personal sanitario los puede percibir como excesivamente pasivos, que no les interesa lo que les dicen o incluso que mienten.
No está bien visto el contacto físico entre personas de sexo diferente
Desde el punto de vista religioso no está bien vista una relación directa entre un hombre y una mujer, a excepción de las relaciones familiares.
Las mujeres manifiestan abiertamente su preferencia de ser examinadas o auscultadas por personal femenino; de la misma manera los hombres se muestran más naturales y cooperativos cuando son tratados por personal sanitario del mismo género. El ministerio marroquí programa las consultas en función de los sexos de los pacientes; hay consultas exclusivamente para mujeres y otras para hombres. Incluso se llega a programar la visita por un sistema de turnos según el sexo de los visitantes.
Como norma general una paciente no permanece a solas con el médico o viceversa, en la consulta médica suele estar presente también una enfermera, además del médico. Los hombres también se incomodan cuando son tratados por médicas o personal sanitario femenino.
Las diferencias de género en el comportamiento comunicativo pueden ser malinterpretadas
La mujer públicamente sigue un patrón comunicativo diferente al hombre. La mujer árabe puede ser percibida como más tímida o incluso sumisa. Es muy diferente el comportamiento comunicativo que sigue en el ámbito público respecto al privado.
Aunque últimamente se observa que el patrón comunicativo de la mujer magrebí en ámbitos públicos está cambiando, la actitud comunicativa distante se acentúa por diferentes causas: el propio desconocimiento del idioma, el nivel de analfabetismo de las mujeres es superior al de los hombres, la mujer se siente más insegura en un medio del que tiene menos control que su cónyuge.
Análisis de una interacción
Intervenciones |
Aspectos problemáticos de la interacción: Tomamos como guía las intervenciones del médico (M): |
M1: ¿Qué le pasa? [mira a los dos, primero al marido y luego a la mujer]
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Intervención 1: |
M2: ¿Le duele siempre después de comer? [mira a la mujer y al marido] |
Intervención 2: El médico está un poco desconcertado por el protagonismo que ha adquirido el marido; no está del todo seguro de quién es el paciente. No sabe muy bien a quien dirigirse. Parece que el marido ha establecido una jerarquía. |
M3: ¿Hoy ha comido? [volumen alto, mira a la mujer] |
Intervención 3: El médico no sabe si la mujer no le entiende. Observa que el marido corrige a la mujer, parece disponer de más información que la propia paciente. Cuando interviene la mujer lo hace de una manera excesivamente escueta, como si tuviera algún problema para ser más explícita. |
M4: Voy a explorarla. Por favor, destápese esa zona, acuéstese aquí. [Se dirige a la mujer pero esta mira también al marido]. Bájese un poco más la ropa y acuéstese. [señala, enérgico]
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Intervención 4: Se reafirma la sensación de que ella prefiere que sea su marido quien hable; se mueve muy poco, casi no gesticula y es poco expresiva, prefiere pasar desapercibida en este sentido. |
M5: ¿Le duele aquí? [explora, al mismo tiempo que intenta apartar la rop]. |
Intervención 5: El médico pregunta de una manera más enérgica, no sabe si la mujer no le entiende bien o, quizá, no quiere hablar con él. Tiene la sensación de que el marido domina a su mujer. Duda de las palabras del marido.
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M6: Bájase más la ropa, por favor. (Volumen alto, mira a los dos) |
Intervención 6 El médico se impacienta un poco. No puede explorar con tampoco espacio. Parece que no colaboran. |
M7: ¿Y aquí, le duele mucho? |
Intervención 7: El médico está desconcertado con la poca información que proporciona la mujer; es el marido quien asume todo el protagonismo y aporta más información sobre la enfermedad de su mujer. Esta situación no le gusta, puede que el marido se equivoque e incluso que mienta. |
M8: Le vamos a hacer unas radiografías. En el mostrador le darán cita. [Mira a ambos serio] |
Intervención 8: El comportamiento diferente según el sexo de los interlocutores ha descolocado totalmente al médico (hombre-dominante vs mujer-pasivo); así que decide dar por acabada la consulta: “así no hay quién se entienda, mejor hacer unas radiografías”. |
M9: Aquí. (.) [piensa, mira a los dos] tiene. [le da el papel de la citación al marido]. Adiós, le informarán en el mostrador. |
Intervención 9: El médico se da por vencido, le otorga todo el protagonismo al marido. Algo parecido ocurre cuando una padre o una madre acompaña a su hijo; el médico al final de la consulta se dirige al responsable del menor. Para el médico es mejor no continuar con la entrevista, no se despide de ella. |