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Atención sanitaria a la población de origen subsahariano (con especial atención al caso de Senegal)

Cultura sanitaria: Embarazo y parto

Las mujeres no suelen acudir a los servicios de planificación familiar ni a los controles periódicos del embarazo

En el África subsahariana el principal objetivo del matrimonio consiste en tener hijos, que, entre otras cosas, colaboren con su trabajo al sustento de la familia, y que cuando sean adultos se ocupen del cuidado de los ancianos. Las mujeres del África subsahariana presentan los más altos niveles de natalidad; Nigeria, por ejemplo cuenta con el nivel más alto, con una media de unos ocho hijos por mujer. La infertilidad (atribuida tradicionalmente a la mujer) suele ser causa de divorcio. Además, todavía existe cierta desconfianza hacia los servicios de planificación familiar occidentales, ya que se sospecha que en sus países de origen, durante la época colonial, estos servicios encubrían campañas de esterilización. Sin embargo, es habitual que las mujeres eviten el embarazo durante los meses posteriores al embarazo, ya que esto supondría cortar el amamantamiento, con el consiguiente riesgo, al menos en el país de origen, para el recién nacido. En estos casos el método anticonceptivo más habitual es el de la abstinencia sexual.
Por otro lado, consideran que el embarazo es un proceso natural, no una enfermedad que deba ser controlada médicamente, de ahí que en muchas ocasiones no acudan a los controles periódicos del embarazo. A esto hay que añadir una vez más, las malas experiencias sufridas en los centros de maternidad y salud sexual de sus países de origen.

Las mujeres suelen presentar un bajo nivel de expresión de dolor durante el parto

Los datos estadísticos apuntan que las mujeres de origen subsahariano son las que menos inyecciones epidurales u otros paliativos del dolor reciben durante los partos en los centros de salud europeos. Esto puede deberse, en parte, a que las mujeres africanas (y los hombres) presentan en general un nivel de expresión del dolor bastante bajo. A los niños se les educa para soportar estoicamente el dolor. El hecho de que la mujer se queje en exceso durante el parto puede ser considerado incluso como una ofensa para la familia. Durante el parto es poco habitual que estén presentes los miembros masculinos de la familia, y en algunas zonas, tampoco los femeninos.

Es posible que quieran ponerle al recién nacido algún tipo de amuleto

En Senegal es muy normal colgar lo antes posible del brazo, del cuello o de la cintura del niño, algún amuleto, algún gri-gri, de los que ya hemos hablado antes, y que pueden chocar con las normas de higiene de los centros de maternidad. En el África subsahariana se dan unas cifras muy elevadas de muertes durante el parto o durante el primer año de vida; por tanto se considera que los primeros días de vida constituyen una etapa especialmente peligrosa, para la que hay que tomar todas las precauciones y protecciones posibles.

Las madres pueden presentar una aparente desatención hacia el niño recién nacido

Una de las maneras de proteger al recién nacido, especialmente de la influencia de los malos espíritus, es no atrayendo demasiado la atención sobre el mismo, por ejemplo no haciendo cumplidos acerca de su belleza. En esta misma línea es habitual que la madre no preste demasiada atención al niño en los primeros momentos, o incluso en los primeros días. Por otro lado, como comentábamos anteriormente, en el seno de la familia extensa el cuidado de los niños no depende tan directamente de los padres como en la familia nuclear, y es muy habitual que se encarguen de los niños sus tías, sus hermanas, sus primas, o sus abuelas.

Los padres pueden poner reticencias a ponerle un nombre al niño durante los primeros días

En algunas zonas del África subsahariana, como Nigeria, el nombre de los niños no depende de una decisión directa de los padres. Los nombres africanos suelen tener algún tipo de significación social. Es habitual que un niño reciba el nombre de algún antepasado o de algún conocido. En muchas ocasiones la familia espera un tiempo después del parto, hasta que ocurre algún acontecimiento que se considera como una señal acerca del nombre que debe recibir el niño. Este comportamiento acerca de los nombres, que no es tan habitual en Senegal, puede chocar con las normas que obligan a registrar el nombre del niño al poco tiempo de nacer.

Los períodos de amamantamiento suelen ser de unos dos años, pero no se suele dar el calostro

En el África subsahariana las madres suelen dar el pecho a sus hijos, entre otras cosas por las posibles dificultades para obtener otro tipo de leche. El amamantamiento suele durar un par de años o más, aunque es habitual que se le proporcione comida sólida al niño bastante pronto. En algunas culturas, como la yoruba de Nigeria, también se les suelen dar en los primeros meses algunas cocciones de plantas medicinales, como una forma añadida de protección. El cuidado compartido de los niños por parte de todos los miembros de la familia incluye el amamantamiento. Se suele considerar que el calostro no es del todo beneficioso para el niño, de manera que hasta que la madre acaba la fase del calostro suelen dar de mamar al niño otras mujeres de la familia. También después de esta fase es habitual que el amamantamiento sea compartido.

Algunas mujeres pueden presentar mutilación genital

La mutilación genital femenina puede presentar diversos grados, dependiendo de la amplitud de la zona amputada. También hay diferencias respecto al momento en que la mutilación es llevada a cabo; en algunas zonas se hace a los pocos días del nacimiento y en otros se considera como parte del rito de paso de niña a mujer. También existe una gran variabilidad respecto a las zonas geográficas en que se aplica. En Nigeria se dan unos muy altos niveles de mutilación genital femenina, superiores al 90%, tanto en las zonas musulmanas como en las cristianas. En Senegal depende del grupo étnico: las etnias mayoritarias, la wolof y la serer, presenta unos porcentajes bastante bajos, inferiores al 10%. Entre los jola y los pular ronda el 50%, y entre los malinkés y soninkés de Gambia y del sur de Senegal supera el 75%.
La circuncisión masculina es casi total en Senegal.

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